Cómo aprovechar cada minuto para avanzar mi novela

Este artículo pertenece al proyecto WriterMuse: creatividad para escritores, que finalizó en septiembre 2018. Encontrarás todos los artículos publicados bajo la etiqueta WriterMuse. Si te preguntas qué fue de WriterMuse, he escrito un artículo para contártelo; en el mismo podrás bajarte, además. todos mis recursos de escritura creativa.

«La imaginación es como un músculo. Cuanto más escribo, más crece.»Philip José Farmer
No solo cuando escribes ejercitas la imaginación. Tu creatividad se nutre de cada momento que dedicas a pensar en tu novela.

 

Casi siempre que empezamos un proyecto, que se nos ocurre esa idea estelar para una novela, la musa nos acompaña a todas partes, como un gato simpático y cariñoso (un gato que no es el mío, claramente).

 

Cualquier cosa te inspira, cualquier idea la puedes relacionar fácilmente con tu historia, y te gustaría hacerle hueco, tus vecinos se convierten en personajes secundarios, y tus compañeros de trabajo más pesados son a veces bajas lamentables en alguna batalla intergaláctica.

 

Sin embargo, es muy fácil que después de toda esta efusividad la musa se acabe aburriendo y quiera pasar a otra cosa. Sobre todo si se trata de una novela, un proyecto que lleva mucho tiempo concebir, planear, escribir, editar…

 

Seguro que has pasado por baches de menor interés, en los que te gustaría que la novela estuviera escrita, pero estás atascado o te cuesta ponerte a ello. Puede que te hayas perdido en ese medio pantanoso que es el desarrollo de la novela: sabes qué pasará al final, pero no cómo llegar hasta allí, o en tu novela pasan muchas cosas que no conducen al final que esperabas. (Por cierto, a mí me gusta dividir el acto medio, el del desarrollo, en dos partes, siguiendo la teoría de la estructura en cuatro actos. Leer el post sobre la estructura de la novela en cuatro actos te ayudará a estructurar más cómodamente tu historia y evitar ese terreno fangoso).

Para recuperar y mantener el entusiasmo inicial, solo necesitas traer a tu mente tu novela a intervalos a lo largo del día.

 

Con el tiempo es natural que te cueste más mantener la atención en tu historia, porque es casi imposible sentir entusiasmo por un proyecto después de mucho tiempo sin ver resultados, especialmente si todavía esperas que el primer borrador sea suficientemente bueno para publicarlo (¡ese no es su trabajo! Leer este post sobre el primer borrador de Tinta al Sol te convencerá).

 

Pero eso no significa que tu novela esté condenada, ni mucho menos. Eso significa que es el momento de abrirte a la inspiración de todo lo que hay a tu alrededor.

¿Cómo aprovecho cada minuto para avanzar mi novela?

 

Todo lo que necesitas es dedicar algunos minutos sueltos a lo largo del día para volver a traer tu proyecto a la mente y sazonarlo con tus vivencias actuales.
 
Cuando empezaste tu novela seguro que te quedabas empanado cada poco tiempo pensando en la siguiente escena que ibas a escribir. Ese empanamiento es esencial, es lo que necesitas rescatar y permitir para, de nuevo, volar con tu imaginación (o revolcarte en el fango con ella, lo que más se aproxime a tu manera de divertirte).

 

Estos minutos sueltos (de trabajo-empanamiento) son para pensar en tu novela, y quizá tomar notas, si tienes la posibilidad de hacerlo, pero no para escribir. También pueden ser para investigar algún tema en el que te has quedado atascado, que necesitas resolver antes de continuar escribiendo o de emprender el proyecto (por ejemplo, si escribes sobre las cruzadas medievales, lo normal es que previamente te hayas hecho un repaso histórico, aunque sea somero, para no caer en incongruencias).

En la práctica…

Puedes pensar en tu historia o realizar un breve trabajo de investigación (leer un libro, escuchar un podcast o audiolibro)…

 

mientras esperas al autobús o al metro o mientras conduces

cuando estás sentado sin hacer nada; por ejemplo, en la consulta del dentista, o esperando a amigos tardones

cuando sales a hacer un recado o a dar un paseo

en tus ratos libres en el trabajo, cuando vas a por un café o al baño

al subir o bajar el ascensor

mientras se cuecen las habas o termina de hornearse la pizza

También es muy buena idea interrumpir momentos largos de trabajo intenso, sobre todo al final de tu barra de energía, para levantarte de la silla, ejercitarte un poco y, de paso, plantar en tu mente la semilla de una idea.

 

Otro momento clave es el momento de antes de echarte a dormir, por la noche o antes de una siesta. Traer entonces a la mente cualquier punto sobre tu proyecto te ayudará a que el inconsciente, que se va a apoderar de ti en breve, tenga algo a lo que aferrarse antes de dormir. Además, ¿no te ha pasado alguna vez que, justo antes de dormirte, se te ocurrían las ideas más descabelladas, tenías las visiones más extrañas? El cerebro consciente empieza a desconectar y salta aleatoriamente de un lado a otro, y en diez segundos puede pasar de pensar en el correo que tienes que enviar a pensar en vacas, pasando por las pirámides de Giza, los Monty Python y un tipo con pinzas en la cara.

A la musa le pirra la variedad

Combinar o intercalar actividades es mejor que dedicar largas horas a una sola.

 

En el caso de la escritura, es fácil que una sesión larga acabe por agotarnos mental y creativamente. En el caso del trabajo, nuestra eficiencia se reduce, nos distraemos con más facilidad, nos cuesta más dar con soluciones: las pausas son necesarias.

 

Si quieres ser más eficiente tanto en el trabajo como cuando te dedicas a tu novela, no te olvides de realizar descansos, de diez o quince minutos, y de diversificar tus actividades, para así aprovechar la energía y la inspiración que recibes de diferentes áreas de tu vida.

Pero, ¿cómo me acuerdo yo de distraerme y pensar en mi novela?

Sobre todo si estás trabajando, es normal que no pienses en tu novela ni te acuerdes de pensar en ella. Teclear a tope o liderar un tropel de niños consume toda nuestra atención, lo queramos o no. Por eso, tienes que crear el hábito de la distracción y poder, así, crear esos momentos de calma y de inspiración a lo largo del día.

 

Una manera de implementar este hábito es por la vía habitual, creando voluntariamente una asociación entre un momento del día, una emoción, una actividad, etc., y la nueva rutina que quieres implementar. Por ejemplo, asociar el momento de levantarte a por un café con el de revisar la lista de ideas que tienes en el móvil.

 

Otra manera más inmediata es crearte alarmas que no sean demasiado intrusivas. Programa una alarma para que suene un par de veces mientras trabajas. Su única función es que consultes el listado de preguntas, cojas una o varias ideas, y les dediques un minuto de tu atención.

 

Depende del trabajo que desempeñes, esto puede ser más o menos fácil de aplicar, pero seguro que se te ocurren maneras de implementar esta rutina de forma que cada minuto que desvías sea un minuto bien aprovechado y disfrutado.

 

La clave para aprovechar cada minuto para avanzar tu novela es tener a mano notas, ideas, cabos sueltos, preguntas, etc. sobre tu proyecto y para poder pensar en ellos durante unos instantes y revivirlos en tu conciencia.

 

De esta manera actualizas la información, no dejas que esas ideas caigan en el olvido, y las entrelazas con tu experiencia actual, que te aportará alguna inspiración nueva o la clave para unir esos dos eventos previamente irresolubles y desvinculados.

Utiliza alarmas en varios momentos del día para dedicarle un minuto de imaginación a tu novela.

Ahora la parte técnica… ¿qué necesito para poner esto en práctica?

Hay varios formatos que puedes utilizar para almacenar y rescatar tus ideas y preguntas en cualquier momento. Puedes utilizar, por ejemplo:

 

El móvil: si eres de los que lleva el móvil a todas partes, tienes una gran ventaja: ocupa poco espacio y puedes anotar todo lo que haga falta en él. Emplea un programa de notas, como Google Keep (gratuito) y guarda cada idea en una nota distinta o haz una lista que contenga todas las que se te vayan ocurriendo.

Tarjetas índice, de esas que se utilizan en las oficinas, del tamaño de la palma de tu mano. Puedes escribir una idea en cada tarjeta y desarrollarla en la tarjeta misma, o compilarlas todas en una única tarjeta y apuntar las ideas en otro sitio.

Papelitos o post-its: cualquier trozo pequeño de papel puede contener una idea individual. Si acumulas esos trozos y los guardas en un sobre o una caja, puedes cogerlos al azar para que el orden no influya en los pensamientos que estés teniendo.

Una o varias libretas: puedes escribir en la libreta una lista de ideas o utilizar una página por idea e ir desarrollándola ahí mismo. Tiene la ventaja de que te puedes extender todo lo que quieras, y la desventaja de que a menudo llevar una libreta encima es un engorro.

¡El dorso de la mano! Sencillo y muy efectivo. Selecciona la o las ideas o preguntas del día y escríbetelas en la mano. Igual suscita comentarios, sobre todo si el mensaje invita a equívoco: «¿Matar a la abuela o robar la herencia?», pero tiene la ventaja de que la mano siempre te acompaña y no te cuesta mucho sacarla del bolsillo para refrescar la idea en tu cabeza.

Conclusión

Ser escritor es vivir la vida por partida doble: mientras la vives y cuando la rememoras para escribir.

Los escritores buenos, los buenos de verdad, viven con una gran sensibilidad. No solo escriben o piensan en la escritura, sino que observan con perspicacia: si no, no sería posible que escribieran La mano izquierda de la oscuridad, Dune o El Hobbit.

 
Cada minuto puede ayudarte a avanzar tu novela. Pero también cada minuto se puede vivir intensamente, conscientemente, porque no hay ningún otro material para escribir que la vida misma. Así que aprovecha los minutos de la manera que sea mejor para ti y que necesites en ese momento. Dedica algunos a pensar en tu novela y tu trabajo frente al ordenador o al papel en blanco será muchísimo más fácil.

 

Por eso me gustaría que escribieras, y escribieras mucho, pero que también aprovecharas tu vida al máximo. Compaginar ambas cosas es muy sencillo cuando utilizas técnicas como la que te he expuesto hoy.

 

Cuando te insto a que aproveches cada minuto, lo que quiero es que agradezcas y te alegres por cada minuto ganado para tu novela, aunque sea uno al día, y no que te lamentes si alguno se te escapa. Ningún minuto se te escapa mientras vivas, así que disfruta de la vida tanto si estás pensando en tu novela como si estás sintiendo la brisa sentado a la parada del autobús, incluso si estás estrujado entre dos señoras mayores con sendos bolsos al hombro.

 

¿Qué momentos del día podrías aprovechar para pensar en tu novela? ¿Qué utilizarás para anotar y recuperar tus ideas?

 
Feliz día haciendo lo que te gusta. 🙂

 

2 Comments on “Cómo aprovechar cada minuto para avanzar mi novela”

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