El 27 de agosto

Hoy era un día señalado en mi calendario desde hacía meses. No en el calendario habitual de quehaceres y fechas límite sino en el otro, que me hace mirar hacia delante con expectación y solo transcurre en mi mente. El 27 de agosto era la fecha en que volvería atrás en el tiempo hacia las fronteras de la adolescencia, con la experiencia y el deleite de los años, como todos deseamos poder hacer alguna vez. Para el 27 de agosto del 2019 Blizzard había anunciado la vuelta del WoW Classic.

Por fin llegó el día. Hoy mismo volvía a casa tras unos días en el campo, visitando a otro espectro de la adolescencia: mi mejor amiga del instituto, ahora casada y afincada en un pueblecito de Teruel, donde en verano hace unas noches deliciosas y en invierno están solo ella y su marido en toda la urbanización. Han sido solo dos noches, pero las hemos aprovechado al máximo, y el dolor de cabeza persistente que me venía acompañando varios días y se despertaba conmigo por las mañanas se ha esfumado. Sé que caigo en un tópico diciéndolo, pero es que por algo es tópico: pasar unos días en la naturaleza recarga las pilas. Creo que también ha tenido que ver estar de nuevo con mi amiga de hace tantos años y aprender a través de ella algo sobre mí misma (esto es algo que me quedo para mí).

Ya estoy de vuelta. A lo largo del finde he pensado varias veces en este momento: Andreu y yo haciendo las misiones del inicio, asesinando animalillos por experiencia y oro. He encendido el ordenador para dejar el juego instalando mientras deshacía la maleta y ponía cada cosa en su sitio, pero algo me ha detenido y no he abierto el programa. He procedido a recogerlo todo, me he puesto a limpiar una bolsa que llevaba tiempo dándome grimilla, he sacado el lavavajillas que había puesto antes de salir de casa. Al pasar de nuevo por el cuarto, he apagado el ordenador. 

No será el 27 de agosto. No sé si será más adelante o ya no será nunca, no puedo prometer nada. 

Me hacía ilusión crear de nuevo mi personaje del 2005, mi druida elfa Milady, del servidor Shen’dralar (el nombre seguramente esté ya cogido, pero tampoco le tenía tanto apego). Me acuerdo perfectamente de los nervios que sentía el primer día, cuando volví de la tienda con la tarjeta prepago para poder jugar, y la turra que le di a mi madre para que me prestara el dinero de una paga que todavía no me correspondía.  

Lo que me hacía ilusión esta vez, catorce años más tarde, era explorar de nuevo los parajes que aún ahora intervienen en mis sueños y a veces en la vigilia, y llevar a Andreu a esos sitios que nadie conoce, tomar screenshots de recuerdo, esconderme de los cazadores en el Valle de Tuercespina. Aún me ilusiona todo eso, pero no tanto como los valles que he caminado con Paula, las fotos que nos hemos hecho con el pelo revuelto por el viento, los sitios que aun estando cerca tampoco nadie conoce. 

Me pasa una cosa con el WoW (y con otros juegos, pero especialmente con este) que no sé si le pasará a otra gente, imagino que sí. Lo que me sucede es que una vez entro allí todo lo demás se desdibuja, y si paso demasiado tiempo en el espacio digital acabo perdiéndome mentalmente en él y toda mi energía se vuelca en ese mundo. Me puede pasar también con una serie o un libro, aunque en un grado mucho menor. Ya estaba preparándome para este tipo de absorción. Sabía que el 27 de agosto mi hogar mental iba a ser el WoW, aunque jugara solo por las noches o me lo racionara; de hecho, era probable que racionármelo fuera a resultar contraproducente: mejor pegarse la panzada y después dejarlo estar durante otros tantos meses o años.

Puede ser muy placentera esta absorción. Si eres artista, puede ser incluso vital, una fuente de inspiración o de energía. Pero hoy, después de haber pasado un finde entre pinos y bajo las estrellas, siento que ya tengo suficiente inspiración y energía, y creo que cuando entonces recurrimos a cualesquiera otras fuentes de inspiración y energía con ánimo de consumirlas, esto se convierte ya en glotonería, nos pegamos un atracón y todo nuestro trabajo se queda por hacer, se convierte otra vez en una labor y no un juego, usamos la inspiración de ahí fuera para huir de la que hay aquí dentro. Al menos eso es lo que me pasa a mí.

Así es como me siento hoy. Quizá mañana la nostalgia o el cansancio sean más fuertes, y entonces tenga que valorar otra vez si vuelvo al WoW. Quizá sea provechoso para mi imaginación, quizá me enseñe algo, como mi amiga Paula, o quizá sea otro de esos lugares donde hemos sido felices y a los que no deberíamos volver.   

6 Comments on “El 27 de agosto”

  1. Hola,

    Acabo de descubrir tu blog y este post me ha removido por dentro. Probablemente todos los que hemos crecido jugando al WoW tenemos ese instinto de volver a el periódicamente a comprobar si las emociones que componen nuestra incesante nostalgia vuelven a surgir tal cual lo hacían años atrás.

    Desde luego que he fracasado en cada uno de mis intentos (y han sido muchísimos, y algunos muy largos). Y es que el juego que nos marco ya no existe, pues las personas que lo jugaban vivían en una sociedad que tampoco existe. Eso es al menos lo que me digo a mi mismo, aunque puede que este equivocado… Todos esos recuerdos y lazos de amistad, momentos de exploración con amigos, conocer gente nueva, ayudar a otros…. Son fenómenos que ya no ocurren, pues la inmediatez y la eficiencia le han ganado la batalla a la ilusión y la magia que predominaban en nuestro tiempo… Ojala algún día yo también pueda volver a verlo con los ojos de aquel adolescente al que le fascinaba el inmenso mundo que se abría ante él.

    Un placer haber pertenecido a Héroes Olvidados y que sus gentes tengan un rincón especial en mi memoria.

    Un saludo 😉

    1. Hola, Markel

      Llegamos a conocernos? Yo también estuve en Héroes Olvidados un tiempo, y luego lo dejé para irme a raidear con la guild “puntera” del momento, que en realidad no era mucho decir en un servidor chiquitillo como Shen’dralar :).

      Al final no volví a entrar al WoW, ni al Classic ni a ninguna de las nuevas expansiones. Supongo que dentro de mí tengo aún suficiente de aquel mundo y puedo recurrir a la imaginación sin necesitar entrar y probablemente llevarme una decepción.

      Tienes razón en que ese juego que era ya se ha acabado. Creo que incluso si volviéramos al Classic no sería lo mismo, aunque el sistema del juego de aquel entonces estuviera más orientado a generar comunidad de lo que lo está ahora. Puede que sea simplemente la edad, la experiencia, el que las cosas ya no te sorprenden como antes. La inocencia perdida, si nos ponemos melancólicos.

      Es dulce también la nostalgia, no te creas. Genera una imagen mucho más hermosa de lo que realmente era el juego. Recordamos solo lo bueno, lo brillante, lo que ha forjado un recuerdo. No recordamos las panzadas a farmear, los momentos de pique con la hermandad, las desilusiones, el aburrimiento, la frustración… todo esto lo había, y mucho, y era la causa de que dejáramos de jugar por largas temporadas, al menos en mi caso. Es por eso que si intentamos volver no va a ser igual, porque incluso si lográramos volver al pasado con una máquina del tiempo, ese pasado ya no sería como la imagen que tenemos en nuestra memoria.

      Quizá lo único que aún me atraería de entrar al WoW sea el mero hecho de recorrer el mundo y sus paisajes tan familiares. Son como una especie de hogar lleno de recuerdos. No descarto un día hacerlo, tomar un montón de screenshots, y volverme al mundo real.

      Un saludo y gracias por tu comentario 🙂

      Marta

      1. Hola Marta,

        Sí claro, yo me llamaba Senir, estuvimos juntos en la guild durante mucho tiempo sí. Yo volví en Classic, jugue todo TBC Classic y parte de Wotlk Classic y para nada es lo mismo. La experiencia de juego ha cambiado igual que ha cambiado mi vida. Lo único que no cambia es la OST de Ashenvale 😉

        Probablemente lo mejor con la nostalgia, es dejar que siga siendo nostalgia, pues es su más pura forma de expresión. Siempre que he intentado ver que hay mas allá de ella, no me ha gustado tanto 🙁

        Me ha alegrado poder hablar con un antiguo compañero que comparta estas impresiones. Espero que las cosas te vayan bien^^

        Un saludo!

        Markel.

        1. Senir! Claro que me acuerdo 🙂

          Yo estuve un tiempo jugando en servidores privados-piratas de la TBC mucho antes de que sacaran el Classic oficial y me lo pasé bien, jugué en la Horda e hice cosas diferentes, pero no era lo mismo. También nosotros entonces éramos más ingenuos, sabíamos menos del juego, todo nos pillaba por sorpresa… Al volver a jugarlo, nunca puede ser igual.

          Hay algunos temas de la OST del WoW que son increíbles. A mí aún me pone la carne de gallina el de Ghostlands – Shalandis Isle. Es una canción que suena únicamente en una islita pequeña de una misión secundaria de los elfos de sangre en una de sus zonas de inicio. No lo he vuelto a encontrar en ninguna otra parte del juego. Me encantan esas pequeñas gemas escondidas, esas quests que tienen un montón de trasfondo pero que tienes que escarbar para encontrar, NPCs que no sabes por qué están en un sitio y tienen la rutina que tienen… Todo lo que no es lo mainstream, lo que está hecho con cariño y mimo, lo que no sirve a la función de progresar sin más, es lo que me atraía del juego, aparte de todas las relaciones bonitas que se forjaron en ese momento.

          En fin, hay que alegrarse de haberlo vivido y tener el corazón abierto para volver a vivir otras cosas bellas que nos presente la vida, en juegos o donde sea.

          Seguramente juegue al Diablo 4 cuando salga, si funciona en mi ordenador, igual nos vemos ahí? Mi padre (Fearme, no sé si te acuerdas) jugará 100%, estuvo en la beta cerrada y todo y le ha gustado bastante.

          Mi Battle.net es Milady#2548

          1. Tienes razón sí. Nada como perderte en la inmensidad de las zonas a las que nadie va a questear y descubrir por tu cuenta todo lo que hay escondido por allí. Esto por suerte, es una buena filosofía de vida out of the game también, dejar de asumir cosas y hacerlas, comprobarlas por ti mismo.

            Nos veremos en Diablo 4 seguro. Recuerdo a tu padre sí, pero por el nombre de Borodin 🙂

            Que guay, luego te agrego a Battle.net (te llegara la request de Gojira#1856).

            Ayer no se por qué, se me cruzaron los cables y me compré Dragonflight, quería echar un vistazo a ver que estaban haciendo estos de Blizzard. Me conecté con Senir, abro la lista de amigos y veo conectados a Loanz y Arbb. Hacia 13 años que no hablaba con ellos, y han estado unos 8 fuera del juego también. Ahora son padres de una niña de 5 años. Por lo visto Chango también esta jugando y también ha sido padre.

            A veces la vida te sorprende de la forma mas inesperada 😀

          2. Guau! Sí, qué alegría oír de ellos y saber que están bien.

            Ya nos veremos cuando salga el Diablo. Qué sorpresa y qué bonita casualidad esta también 😉

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