herramientas prácticas para generar más ideas

Bienvenido al día 4 de Musa 2.0

En la clase de ayer aprendimos tres hábitos para llamar a la musa y hacer que forme parte de nuestro día a día. Esos hábitos pueden sacarte de un bloqueo creativo, pero muchas veces lo que necesitamos es algo que nos ayude en este preciso momento, con la creatividad de la que disponemos ahora mismo, a generar más ideas.

 

Así que con la guía de hoy (y la que vendrá mañana) quiero darte herramientas para resolver problemas concretos.

 

Quiero que utilices la creatividad que ya tienes, que es mucho mayor de lo que te imaginas, y la pongas a trabajar para producir ideas que te ayuden a salir de un callejón sin salida, o que te den el impulso que necesitas para empezar a escribir.

 

Si, además, utilizas estas herramientas a menudo, tu creatividad será más libre y más accesible y cada vez te será más fácil conectar con tu lado creativo.

 

Así que, ¡vamos a ponernos manos a la obra!

 

La creatividad nace de romper con los patrones establecidos para ver las cosas de otra manera.

– Edward de Bono

Pero antes un poco de teoría: ¿qué es la creatividad?

musa 2.0 digital

Cuando piensas en tu proyecto partes casi siempre de los mismos puntos. Te fijas en la relación de tu personaje principal con su padre, le das vueltas al conflicto desencadenante, piensas en el final idílico en que se encuentran tus dos protagonistas frente al mar… y reproduces estas ideas en tu cerebro de la misma manera una y otra vez.

 

Esto es así porque nuestro cerebro sigue los caminos que están excavados más profundamente, como agua que recorre una acequia. Y, como pasa con el agua, la información que acumulamos se vierte una y otra vez sobre esa acequia –nuestros patrones mentales–, salvo que hollemos otros surcos –nuevas asociaciones–. Lo habitual cuando enfocamos un problema es pensar verticalmente en la manera de solucionarlo: vertemos más agua en las tres o cuatro acequias de siempre. Profundizamos más y más en las primeras soluciones que encontramos, sin abrirnos a otras alternativas.

 

Todo esto viene a decir que cuanto más pensamos en algo de una forma determinada, más propensos somos a seguir mirándolo de la misma manera.

 

Necesitas generar más ideas para salir de ese círculo vicioso.

 

Aquí entra en juego el pensamiento lateral, o pensamiento creativo, que utiliza la acumulación de información y la generación de ideas semi-relacionadas o completamente aleatorias para abrir nuevos surcos.

 

Quizá las acequias que estás formando parece que no llevan el agua a ninguna parte, pero su función no es esa. Su función es que el agua –la información– se filtre y circule por nuevos caminos, para que, al volver a nuestro problema, lo nutra con nuevos sustratos, en lugar de seguir hollando la tierra yerma.

 

¿Qué es el pensamiento lateral?

El término lo acuñó Edward de Bono en 1967 para referirse a un tipo de ejercicio mental de resolución de problemas que buscaba una vía indirecta y creativa, como alternativa a la lógica del paso-a-paso.

Si pones en práctica estos ejercicios, conseguirás dos cosas:
 

Resolverás el problema entre manos de forma creativa, en lugar de tomar los clichés que te proporciona tu cerebro.

Habituarás a tu cerebro a utilizar el pensamiento lateral y te será más fácil utilizarlo en otras ocasiones. Con el tiempo no tendrás que utilizar herramientas externas para entrar en modo creativo, lo harás intuitivamente cada vez que consideres un problema.

Quizá ya tienes clara la idea que solucionará tu problema.

 

Sin embargo, el pensamiento lateral aún puede servirte, ¡y mucho! Seguir buscando alternativas permite que el agua riegue el resto del campo y nutra de maneras inesperadas tu idea inicial.

Un cliché es, en realidad, un surco muy profundo que es común a todos nosotros. Los clichés no son completamente malos; tienen su utilidad. De hecho, es imposible escribir una novela o un artículo legible sin recurrir a lugares comunes, porque nuestros lectores no encontrarían nada que tomar como referencia y se perderían. Para escribir creativamente hay que hacer uso de los clichés y de las nuevas perspectivas de forma equilibrada.

El secreto para generar más ideas no es más que el cambio de perspectiva.

Pero el cambio de perspectiva no es fácil. Estamos acostumbrados a verlo todo desde nuestra propia experiencia y discutimos constantemente por malentendidos porque no sabemos ponernos en el lugar del otro. Con la creatividad sucede igual: utilizamos el tamiz de nuestra vida diaria para escribir pero, salvo que queramos escribir una biografía bastante sosa, nos hacen falta otras perspectivas.

 

Para ello necesitamos que algo nos haga mirar en otra dirección. Esto puede ocurrir de forma natural en nuestro día a día, como una idea que nos viene dada por la inspiración divina, o podemos forzar este cambio de perspectiva utilizando una serie de herramientas.

 

Te voy a confiar todas las herramientas que yo uso. Trátalas con mimo.

 

Herramientas para generar más ideas

Utiliza el azar

Una gran manera de generar más ideas y que estas sean diferentes y únicas es utilizar el poder de conexión de tu cerebro.

 

Cuando te quedes atascado, crea una nueva partida y empieza de cero. Este botón de reinicio es el aporte de una idea sacada al azar.

 

Este aporte nos ayudará a desviar el agua que discurre por las acequias más profundas de nuestro cerebro, los patrones que tenemos más asentados, y regará pastos distantes, que habíamos dejado secar al sol. No hay nada más sano para tu cerebro que crear patrones nuevos por senderos que no transita habitualmente. Y, además, puedes encontrar valor a lo que asocies de maneras muy creativas.

Por ejemplo, digamos que estás buscando un nuevo personaje para añadir a la trama. No tienes ni siquiera una idea inicial. Entras en tu librería de imágenes y te gusta la de una mujer musculosa y tosca. Piensas que tu personaje podría ser una boxeadora. Buscas palabras aleatorias en el diccionario o en internet y te topas con rayuela, tomate, vicisitud, culebra, colindante, nomenclatura. De por sí no te parece que estén muy relacionados con tu nuevo personaje, pero les das una oportunidad.

 

Rayuela te lleva de vuelta al colegio, a la etapa escolar, y te hace pensar, ¿y si esa fuera una chica joven, o quizás una chica con fuertes traumas arraigados en la infancia? Nomenclatura te hace pensar en nombre. Su nombre es muy importante, es su identidad. ¿Qué apodo toma? ¿Qué significa para ella? Quizás no tiene una identidad definida o ha querido definirse a sí misma.

 

¿Qué te sugieren el resto de palabras?

No te quedes con las palabras y las imágenes literales, déjate inspirar por ellas.

Hazte preguntas

Para ser más creativo es fundamental indagar en las ideas que ya tienes. Para ello puedes recurrir a hacerte preguntas.

 

Puedes empezar por las básicas, sacadas del periodismo más ortodoxo –qué, por qué, cómo, quién, dónde, cuándo–, pero sobre todo te recomiendo que des con preguntas más provocadoras.

 

Plantéate aquello que habías dado por hecho o escarba para dar con pequeños detalles. Aproxima las preguntas tanto como puedas a tu idea principal o problema y cuestiona tus ideas prefijadas.

 

Si, por ejemplo, quieres ayudar a tu personaje a salir de un secuestro, puedes plantearte, para provocar tu imaginación, si realmente quiere salir de allí, si en realidad el secuestro ha sido idea suya, si sería capaz de matar para conseguir su objetivo…

 

Sal incluso de la escena concreta y considera qué relación puede tener ese secuestro con los temas de tu novela. Si pretendes escribir sobre la justicia, ¿de qué manera hablas de la justicia a través de ese secuestro?

Busca otras perspectivas

Si te encuentras atorado, busca la perspectiva de otra persona, de un amigo o familiar o de un experto.

 

La opinión de los no expertos –gente que no sabe nada en absoluto de la guerra francoprusiana sobre la que vas a escribir o los que no usan internet ni para ver vídeos de gatitos– puede resultarte tan útil como la de un experto. En este caso, el experto eres tú, y su opinión es la más pura que puedes obtener, pues no está permeada de ideas de cómo deberían ser las cosas, no cuentan con los mismos supuestos con los que tú trabajas, y no te sugerirán una solución típica de tu ámbito de trabajo.

 

Si buscas una lectura original de tu ensayo, web o novela, enséñasela a tu abuelo, ávido lector de El País. Probablemente no sea tu público ideal, pero te ayudará a ver las cosas bajo otra perspectiva.

Comunica tu idea

Habla de tu proyecto, problema o idea con gente de tu confianza, o con completos desconocidos, en un ambiente seguro.

 

Un ambiente seguro es un lugar donde no se emiten juicios y donde incluso las ideas más estrafalarias tienen cabida, porque crean relaciones nuevas e inspiran otras ideas. Este ambiente podría ser tanto un taller de escritura como el salón de tu casa, pero debe especificarse la regla del no-juicio: trabajamos con lo que tenemos y aportamos críticas constructivas solo si se nos piden.

 

Exponer tu idea no solo la hará más tangible y te ayudará a generar más ideas, sino que además te mostrará dónde ralea, para injertarle más energía o cubrir con un gorrito la calva.

El conocimiento es como el dinero: para tener valor debe circular y al circular incrementa su cantidad y, con suerte, su valor.Louis L'Amour

Participa en una tormenta de ideas

En ese ambiente seguro del que hablábamos antes puedes también implicar a los oyentes en tu exposición al convertir el ejercicio en una tormenta de ideas. Una persona expone la idea inicial y el resto añaden lo que les viene a la cabeza, según los parámetros que se hayan determinado (total libertad de asociación o limitarse a un problema concreto).

 

Por ejemplo, podemos tener la idea de crear un personaje que sea un viajero en el tiempo. Es una idea bastante trillada, pero seguro que podemos sacar algo nuevo si juntamos nuestras cabecitas.

 

Es un ejercicio divertido y liberador, que nos ayuda a superar el miedo al rechazo que todos hemos sentido alguna vez. Si todas las ideas son válidas y las que aparentemente son menos útiles acaban engendrando otras aplicables, nos sentiremos más cómodos para generar más ideas, por alocadas que sean.



Ya está por hoy. Mañana más y mejor: más ideas y herramientas que podrás utilizar para sacar toda la creatividad que llevas dentro.

Cuéntame qué te ha parecido la lección de hoy o contacta conmigo para resolver tus dudas en los comentarios aquí abajo, en mi correo marta@writermuse.es o en las redes sociales: facebook y twitter.

También puedes acceder a la clase de ayer para repasar lo que dimos: Día 3: Cómo puedo ser más creativo. O a las clases anteriores: Día 1: Cómo puedo escribir más, Día 2: Cómo puedo escribir sin editar.

Tu tarea para hoy:
Hoy es muy simple: solo tienes que escoger una de estas herramientas y ponerte a trabajar. Con 10 minutos es suficiente.
Cuéntame cómo te ha ido. 🙂

Hasta mañana. ¡Ten un día feliz y productivo!

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