¿Te gusta escribir? El entusiasmo y la creación artística

Este artículo pertenece al proyecto WriterMuse: creatividad para escritores, que finalizó en septiembre 2018. Encontrarás todos los artículos publicados bajo la etiqueta WriterMuse. Si te preguntas qué fue de WriterMuse, he escrito un artículo para contártelo; en el mismo podrás bajarte, además. todos mis recursos de escritura creativa.

Es sorprendente la cantidad de escritores a los que no les gusta escribir. Y es que es una actividad muy exigente que pone en marcha a nuestro crítico interior, la Sirena, y saca a la luz muchos de nuestros miedos más profundos.

Si eres un poco perfeccionista (o un mucho, como yo), seguro que te cuesta más librarte de esa voz crítica. En mi caso a veces se vuelve tan insistente que no me queda otra que escribir «a ciegas», como te contaba en Escucha a tu musa y silencia a tu sirena: escribir con letras en blanco sobre un fondo blanco para no poder retroceder y corregir mis fallos. Mano de santo, te lo digo yo.

Pero no es solo el perfeccionismo el problema. Si, además, eres una persona con cierta sensibilidad literaria, es probable que lo tengas aún más difícil para disfrutar de la escritura. Haber leído mucho y de forma crítica te proporciona una sensibilidad muy afinada que detecta enseguida cualquier desviación de la norma, cualquier problema en lo que escribes. Si eres un lector experimentado, serás un escritor crítico, y eso es una gran ventaja pero también puede ser una gran traba.

Los miedos, el perfeccionismo y una sensibilidad literaria exacerbada pueden jugarte una mala pasada si no sabes separar el proceso creativo del proceso crítico, a la Musa de la Sirena.

Para que tus virtudes no se conviertan en defectos, hay un ingrediente clave en el proceso de escritura:

El entusiasmo de escribir

Una de las claves que he descubierto a lo largo de estos años es el entusiasmo y el placer de escribir. Querer escribir y disfrutar haciéndolo, y recordar que cuando escribes te sumerges en la historia y te lo pasas bien. Como Elia Barceló:

«Yo no soy una escritora atormentada y sufriente. Escribir me da placer, me divierte mucho, aunque sea un trabajo duro y solitario. En el momento en que deje de darme satisfacción, haré otra cosa. Nunca he entendido a esos autores que se pasan el rato presumiendo de lo que sufren al escribir. Entonces, ¿por qué lo hacen? Si lo hacen por mí, pueden dejarlo ya mismo».

El entusiasmo lleva aparejado la falta de juicio, el juego, la experimentación, la apertura a otras posibilidades… El entusiasmo hace posible que disfrutes de la escritura, porque aparcas el componente crítico mientras estás componiendo y sabes volver a aplicarlo cuando lo necesitas, y no antes.

Y la pregunta que tienes que hacerte para descubrir si estás respetando el proceso es:

«¿Te gusta escribir?»

te gusta escribir - el entusiasmo y el placer de escribir - writermuse

Lo siento, no he podido evitarlo. 😬 (A la gente como yo no deberían dejarle usar Photoshop…)

Si eres escritor y no te gusta escribir, algo va mal

De tanto en tanto puede que haya un proyecto, una escena, un relato que no acaben de casar contigo. O puede que te encuentres en un momento de tu vida en el que te sientas tenso, confuso, estresado. Eso nos pasa a todos y no tiene que preocuparte, no si es algo ocasional.

El problema viene cuando la actividad misma de escribir se te atraganta y la Resistencia es una constante. Cuando te levantas cada mañana con una opresión en el pecho sabiendo que tienes que escribir y aún no te has puesto a ello. Cuando te mantienes ocupado con cualquier cosa, ¡incluso poniendo lavadoras!, con tal de no escribir.

Esto es bastante habitual en nuestro gremio. Como te comentaba en el artículo sobre la Resistencia a escribir, el cerebro reacciona ante la escritura o cualquier otro acto creativo como si se tratara de una amenaza y activa el modo pánico, poniendo al mando al cerebro primitivo e irracional.

Ante una situación de amenaza el cerebro intenta protegerte, y la creatividad es una gran amenaza: eres vulnerable, te desnudas ante el mundo, te expones a ser juzgado.

Incluso los autores que, como Elia Barceló o Quim Monzó, dicen escribir por placer, sienten en algún momento esta resistencia a escribir. Aunque los críticos y las ventas ya hayan validado su obra; incluso más cuando ha sido así: las expectativas de sus fans son ya muy altas.

Pero ¿qué hacen cuando sienten esa resistencia? ¿Qué les ayuda?

Lo primero, la rutina. El hábito de escribir hace que ni se planteen dejarlo por un día, y el compromiso que han establecido consigo mismos hace que, si se lo plantean, lo rechacen enseguida. En el artículo «Las rutinas de 10 escritores emprendedores» verás cómo estos diez escritores coinciden en esta idea.

Lo segundo, el entusiasmo. Los escritores de éxito disfrutan de la escritura. ¿Cómo si no iban a conseguir sacar tantos libros y tan buenos? Lo consiguen porque logran expulsar el miedo y poner en su lugar el entusiasmo.


Frank Norris - cita sobre escribir - no me gusta escribir pero me gusta haber escrito - writermuse

También lo dijo George R. R. Martin en una entrevista en 2011. Quizá si le gustara escribir tardaría menos en sacar la siguiente entrega de su saga (aunque tampoco lo espero: no soy muy fan, he de admitirlo).

«¿Qué hago si no me gusta escribir?»

A veces a mí me pasa como a Norris. Me despierto sin ganas de escribir, pero si acallo la voz de la Sirena y consigo sentarme a trabajar, cuando me levanto de la silla me siento mucho mejor, feliz de haber vencido a la Resistencia un día más. Me encanta «haber escrito».

Pero escribir pese a la Resistencia no es lo mismo que escribir con entusiasmo. Si escribes inmerso en tu relato, transportado por las palabras y con la intención de comunicar algo, el resultado siempre lo refleja.

No es lo mismo escribir contra el deseo de salir corriendo que escribir con el deseo de narrar algo.

Si eres un escritor al que no le gusta escribir, debes empezar a responsabilizarte de tu propio entusiasmo. Analizar por qué te «falta» y cultivar el placer de escribir en tu vida.

La falta de entusiasmo no es una «falta»

La mayor parte del tiempo, la falta de entusiasmo no es una «falta», sino un exceso de otra cosa. No es que te falte el entusiasmo, es que acumulas tanta preocupación, ansiedad, autocensura, etc., que el entusiasmo no puede abrirse camino hasta tus dedos.

Igual que la creatividad, el entusiasmo y el placer de escribir son innatos en ti, han nacido contigo. A los niños no les falta ni una cosa ni la otra, pero van bloqueándolas con la edad y las restricciones que impone nuestra sociedad desequilibrada. Al igual que estos niños, tú posees un entusiasmo innato.

Los bloqueos principales son el miedo, la creencia de que no eres suficiente, de que deberías dedicarte a algo más provechoso, de que para ser artista debes haber vivido (es decir, sufrido)… También el miedo del que te hablaba más arriba: miedo al proceso creativo y a exponerte ante tus iguales.

Si te liberas de toda esta carga de negatividad notarás que el entusiasmo fluye naturalmente hacia cualquier cosa que hagas (excepto quizás limpiar el baño).

Si sientes ansiedad al despertarte por la mañana, prueba a descargarla en las páginas matutinas (dos páginas de escritura automática sin expectativas ni control). Descubrirás que poniendo nombre a los miedos y a las preocupaciones adquieres poder sobre ellos, como el mago Ged sobre su sombra en Un mago de Terramar.


Cita WriterMuse - el primer borrador no tiene que ser bueno, solo tiene que ser

Aleja la autocrítica para dejar espacio al placer de escribir. Escríbete estas líneas o imprime esta imagen y colócala en tu escritorio, a la vista mientras escribes.

«Me gusta haber escrito»

El placer y el entusiasmo de escribir tienen una segunda parte: el placer de haber escrito.

Recuerda celebrarlo, aunque el resultado sea inferior a lo que esperabas; especialmente entonces.

Si te castigas por no haber llegado a tu cuota diaria, al día siguiente te sentirás aún más ansioso y se te hará más cuesta arriba sentarte a escribir. En lugar de castigarte, prémiate por haberte sentado a escribir y cultiva pensamientos positivos sobre el proceso.

Puedes premiarte con una pequeña acción como tomar un trozo de chocolate o acumulando puntos para comprarte algo que llevabas mucho tiempo deseando. Yo, por ejemplo, me voy a regalar unos zapatos de baile 😉 (estos, por cierto. Ya les tengo echado el ojo).

Cuántas veces me sorprendo a mí misma sintiéndome un poco defraudada. «No he llegado a las 1000 palabras hoy, ¡mecachís!» (Suelo utilizar palabras más soeces, pero te haces a la idea). Entonces me paro, respiro, y me digo a mí misma, en voz alta si no tengo compañía: «Muy bien, Marta, has escrito una vez más. Toda piedra hace pared». No dejes pasar los pensamientos negativos: si los dejas a su aire, se entierran profundamente en tu subconsciente y se van agrupando, volviéndose cada vez más poderosos y violentos.

«¿Y si no quiero escribir una escena concreta, o he perdido el entusiasmo por mi historia?»

En ese caso, analiza por qué sientes ese rechazo hacia la escena o la historia. No des por sentado el rechazo e intentes escribir contra tus inclinaciones naturales. Hay otra manera de hacerlo, más compasiva y más eficaz.

En muchos casos sentimos resistencia hacia algo en concreto y no nos paramos a pensar por qué es así. Simplemente intentamos escribir la escena y vemos que no fluye, se nos atascan las palabras y el resultado es pobre o deficiente. Pensamos que el problema está en nosotros y nos desanimamos.

Si te falla el entusiasmo por escribir algo en particular, puede haber varios motivos: quizá la historia se te ha ido de las manos y no sabes cómo continuarla o cómo enmendar lo que llevas escrito (¡vuelve a la fase de planificación!), o tal vez esa escena en concreto te aburra. En ese caso, visualízala: ¿de verdad no hay nada que te entusiasme sobre ella? Busca esa pizca de interés o créala. Quizá tengas que combinar varias escenas en una para darle más fuerza a una escena insustancial. Quizá no necesites esa escena y puedas hacer un resumen: comprime tres semanas en barco en tres o cuatro párrafos y listo, como hizo Patrick Rothfuss en El nombre del viento.

Más adelante escribiré un artículo sobre cómo recuperar el entusiasmo por la historia que escribes y cómo conjurarlo para una escena concreta, porque yo también he pasado por ahí en más de una ocasión.

Cómo invocar al entusiasmo

Ahora que ya te has librado de al menos una parte de tus miedos, necesitarás un conjuro para invocar al entusiasmo (y con él a la Musa o al niño o la niña interior).

El conjuro es diferente para cada uno de nosotros, pero las preguntas que te lo descubrirán son iguales para todos:

¿Por qué escribes?

¿Qué es lo que te gusta de tu historia? (haz una lista de al menos 10 ítems)

¿Qué es lo que te gusta de esta escena en concreto?

Igual que con la frase de arriba, mantén las respuestas a las preguntas 1 y 2 cerca de ti. Puedes recurrir a ellas cada vez que te sientas desanimado, pero te recomiendo que les eches un vistazo justo antes de ponerte manos a la obra: te ayudará a afilar el lápiz y escribir con toda tu energía. La pregunta 3 respóndela mientras planificas cada escena, y prepárala en todos los casos. No te dejes escena por responder, pues esa será la que te cueste más escribir.

El placer de escribir

Se acabó vivir la escritura como un sufrimiento. Solo es así cuando lastramos el proceso creativo con expectativas, juicios y miedo.

Cuando nos liberamos de todo aquello puede surgir naturalmente el entusiasmo y recuperamos el placer de escribir, como cuando éramos pequeños y reproducíamos las aventuras de nuestros personajes de dibujo preferidos.

Todos los consejos que te doy arriba son bastante generales, pero también personales. Es lo que me ha servido a mí y lo que les ha servido a algunos escritores con los que he trabajado. Sin embargo, si los pones en práctica y tu proceso creativo no experimenta una mejoría, quizá sería una buena idea que acudieras a un profesional, un psicólogo o terapeuta o a artistas (escritores u otros) cuyos procesos te puedan inspirar. Nos olvidamos a menudo de que no estamos solos en este mundo, de que los demás estarían dispuestos a ayudarnos de saber que nos hace falta su ayuda.

Y a ti, ¿te gusta escribir?

8 Comments on “¿Te gusta escribir? El entusiasmo y la creación artística”

  1. Que completo este artículo, la verdad dice muchas cosas que me parecen buenísimas para entender la escritura, los obstáculos y como motivarse, de verdad gracias!!!

  2. Lo de separar la musa de la sirena, era lo que necesita escuchar, ahora a ponerlo en práctica. Gracias por compartir!

    1. Me alegro de que te haya servido, Denis! No siempre es fácil hacer esa separación, así que paciencia y a practicarlo, que con el tiempo se acaba volviendo automático 🙂

  3. Acabo de descubrir tu blog y luego de leer este artículo me siento acompañado. ¡Qué alegría! No sabes cuánto te agradezco.

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